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El Centro: Programas y proyectos

Principios

La educación es un proceso integral que debe perseguir en todas sus dimensiones el mayor grado de calidad posible.

Este proceso se desarrolla tanto a través del trabajo en el aula como fuera de ella, en actividades complementarias y extraescolares, en los recreos, en los cambios de clase y en todo tiempo y lugar en que los miembros de la comunidad educativa conviven en el Centro.

  • En relación con el  alumnado, esto significa que es igualmente prioritaria:
    • la formación teórico-práctica, conceptual e intelectual en general;
    • la formación en procedimientos y hábitos de trabajo en general;
    • la formación en actitudes de respeto, colaboración y solidaridad con todos los miembros de la comunidad educativa, como condición necesaria para su asimilación y extrapolación a la vida social en general;
    • el reconocimiento de la diversidad de intereses y necesidades educativas de los alumnos, y la consiguiente disposición de los medios precisos para su atención.
  • En relación con el profesorado es de la mayor importancia favorecer su actividad profesional, proporcionando los medios materiales más adecuados para el desempeño de su trabajo, favoreciendo la coordinación didáctica y la innovación educativa y creando un ambiente de trabajo caracterizado por el intercambio fluido de ideas, la posibilidad de formación continua y la valoración de su función.
  • En relación con el personal no docente, se procura que disponga de los medios que faciliten su trabajo, cooperando para que su labor pueda llevarse a cabo con la máxima eficacia.
  • En relación con las familias, la prioridad es potenciar la comunicación, especialmente a través de los tutores, fomentando en la medida de lo posible la concurrencia de los procedimientos educativos puestos en marcha desde el Instituto con la vida familiar.
  • En relación con el equipamiento del Centro, se atiende especialmente a proporcionar en lo posible los recursos didácticos y la dotación más adecuada, facilitando su uso por la Comunidad Educativa y, en las condiciones que se determinen, por los agentes sociales que los precisen.

La educación es un proceso que debe estar vinculado al medio social en el que el Centro se inserta, tanto por la necesidad de anclar los procesos educativos en el ámbito vital de los alumnos como por la aportación que el propio Instituto puede ofrecer a la comunidad a la que pertenece. Se trata de fomentar dinámicas de carácter transversal desde los diferentes niveles de actividad comunitaria, lo que incluye:

  • tratar de que los alumnos trasladen los valores de convivencia adquiridos en el medio educativo a sus entornos afectivos y a sus ámbitos de convivencia extraescolar más próximos;
  • favorecer la participación del Instituto en el medio como un agente social más;
  • facilitar el uso responsable de las instalaciones y medios del Centro a instituciones, colectivos, asociaciones y en general a la comunidad en la que se inserta el Instituto, en las condiciones que el Consejo Escolar establezca;
  • fomentar la colaboración y cooperación con otras instituciones, educativas o no, empresas, asociaciones y colectivos del entorno;
  • estimular la adquisición y desarrollo en todos los miembros de la comunidad educativa de actitudes de participación responsable y crítica en la vida social.

Las condiciones de posibilidad de todo lo anterior se derivan de la creación dentro del Instituto de un modelo de convivencia basado en el compromiso con la comunidad, en el respeto mutuo y en la colaboración y participación en todas las actividades, docentes o complementarias. Es, pues, preciso:

  • promover, desde los contenidos actitudinales de las diferentes áreas o materias, hábitos y conductas de respeto a las normas de convivencia, así como su análisis y revisión crítica;
  • proporcionar espacios y tiempos de interacción comunitaria tanto a alumnos como a profesores y a los diferentes sectores de la comunidad educativa;
  • fomentar la cooperación y la participación responsable de todos los sectores de la Comunidad Educativa en el diseño y desarrollo de las actividades extraescolares;
  • favorecer la participación democrática y responsable de todos los sectores de la Comunidad Educativa en la gestión y el funcionamiento del Centro a través de las instancias que le son propias;
  • La educación es un proceso que, ante todo, debe estar orientado por los valores del respeto, el esfuerzo individual y colectivo, la cooperación, la solidaridad y la paz.

La educación en valores no puede desligarse del proceso educativo general, puesto que, consciente o inconscientemente, todo intercambio de esta naturaleza lleva aparejada la transmisión de un determinado tipo de elecciones prioritarias, actitudes, recompensas o sanciones de cualquier clase que dirigen y orientan la intervención educativa. Por otro lado, sólo es posible inculcar valores, hábitos o actitudes si hay un compromiso de toda la comunidad y, sobre todo, si se tratan de extender a todos los aspectos de la vida, tanto escolar como social en general.

Esta es la razón por la que entendemos los valores citados desde múltiples perspectivas al mismo tiempo: individualcomunitariasocial ambiental.

  1. El respeto lleva aparejado para con uno mismo la creación y desarrollo de hábitos de limpieza y saludables en general; comunitariamente, la formación de un profundo sentido del valor de todo ser humano por el hecho de serlo; desde el punto de vista social, el cuidado de los espacios físicos y los medios comunes, el interés por la limpieza, la integridad y buen estado de los bienes muebles e inmuebles; desde la perspectiva ambiental, la sensibilidad por el medio natural y su conservación.
  2. El esfuerzo no sólo proporciona eficacia a los procesos de aprendizaje individual y grupal, sino que es la condición de posibilidad de la formación de adultos activos, con un alto grado de autoestima y capacidad para prestar servicios a la comunidad; además permite percibir y valorar el esfuerzo y el trabajo de los demás miembros de la comunidad y crear vínculos de cooperación y respeto mutuos.
  3. La cooperación y la solidaridad son los valores comunitarios por excelencia, los que proporcionan cohesión a los grupos humanos y articulan toda la vida social. Las circunstancias por las que atraviesa nuestra comarca y nuestra región los sitúan en primer plano; pero las tendencias sociales que están emergiendo en todo el mundo ponen de manifiesto la perentoria necesidad de formar ciudadanos cooperantes y solidarios, capaces de trabajar en grupo en favor de la comunidad, bien como actividad remunerada bien con fines altruistas. El individualismo a ultranza no parece viable ni siquiera en los procesos productivos y laborales. Especial relevancia deberá darse al conocimiento de las situaciones de injusticia, desigualdad, marginación y pobreza, en particular las que afectan al tercer mundo.
  4. La paz es por definición el valor de la utopía, aquel que debe orientar la actividad global del Instituto; porque, a diferencia de los anteriores, el valor de la paz es absolutamente intangible, rara vez se manifiesta en acciones particulares ni en empresas concretas; a lo sumo se plasma en gestos simbólicos. Sin embargo, su ausencia, bajo las diversas formas de la violencia, es cada vez más palpable en la vida social. La Comunidad Educativa adquiere el compromiso de luchar sin cesar contra todo tipo de violencia, verbal, física o de cualquier otra clase.

Estos valores se incluirán en el currículo como temas transversales, y en aquellas áreas que los contemplen como contenidos específicos deberán ser prioritarios. Asimismo se incorporarán siempre que sea posible como temas de especial significado en conferencias, jornadas, días conmemorativos o cualquier otra actividad complementaria, favoreciendo la presencia y la colaboración de instituciones, organizaciones, asociaciones o colectivos que trabajen directamente sobre ellos.